Hipoterapia en Bío Bío, el solidario proyecto de Miguel Jara

- Revisa acá las fotos tomadas por Luis Benítez, de la Asociación Bío Bío

Impulsado por el desfile en el Nacional de Rodeo de 2013 de los niños que participan de la hipoterapia a cargo de la Federación del Rodeo Chileno, Miguel Jara pensó en replicar esta idea en su campo, en la zona de Santa Fe, muy cerca de Los Angeles y a punta de cariño y buena voluntad, hoy en día recibe en su campo a pequeños de la Corporación Educacional Sternenkinder.

Ahí, Jara, socio del Club Santa Bárbara (Asociación Bío Bío), abre las puertas de su campo y facilita tres caballos y todas las instalaciones para que pequeños con Síndrome de Down y con capacidades diferentes puedan participar (y disfrutar) de talleres de hipoterapia y del campo de don Miguel.

Fue el mismo Miguel Jara -hoy en día, corredor retirado y activo delegado en los rodeos- quien comentó esta iniciativa que lo tiene muy orgulloso, dado la cercanía y la conexión que ha logrado con los pequeños de esta escuela cuyo nombre se traduce como "Niños de las Estrellas".

"La idea nació desde hace unos cuatro o cinco años atrás, cuando en el Champion de Chile hicieron una demostración, y desde ese momento, nació en mí la inquietud para poder hacerlo y me contacté con una persona en Santiago, la cual estaba a cargo de la hipoterapia, pero eso no es llegar y hacerlo, porque es necesario tener a profesionales que estén capacitados para trabajar en la hipoterapia", contó Jara en diálogo con Caballoyrodeo.cl

Luego, vino la conexión con el colegio Sternenkinder. "Ellos estaban practicando la hipoterapia y pensé en conversar con ellos, y les ofrecí todos los medios para realizar un taller, caballos, pesebreras y todo lo apropiado, y fue ofrecido cien por ciento gratis. El director del colegio vino a la parcela, en el camino a Santa Fe, y empezamos a trabajar hace algunos años", comentó.

"Y ahora los niños trabajan con los caballos y juegan en todos las instalaciones que yo tengo para mis nietos, así es que todo eso lo aprovechan ellos", añadió Jara, quien se muestra orgulloso por lo realizado en su campo.

"He hablado con las tías y el veterinario, y los resultados han sido increíbles, pero más allá de eso, está la naturaleza donde ellos están en contacto con los caballos, con un mesón, donde incluso ellos pueden hacer las tareas, porque vienen con las educadoras", complementó.

Para don Miguel es una experiencia que va más allá del simple hecho de facilitar su campo y sus caballos: "Es algo genial para nosotros, porque estos niños tienen un don especial para recibir y para dar cariño", dijo.

"Ha sido una linda experiencia, y también sirve que nosotros, como gente de rodeo, vamos más allá de estar el domingo atajando una vaca", completó.

Consultado por el comportamiento de los mancos, Jara contó que "tenemos tres caballos, son dos caballos de 15 años, bien corridos, y es extraordinario como se adaptan a ellos. Le cuento que tengo una yegua nueva de cuatro años, de muy buen temperamento, pero cuando se suben estos niños, se deja estar sin problemas".

Jara contó que en septiembre pasado, los jóvenes que participan de la hipoterapia fueron parte del habitual desfile dieciochero y que incluso lo hicieron vestidos de huaso y huasa. "Fue muy emotivo verlos con sus trajes", complementó.