Criadero Casa de San Juan, la pasión de Osvaldo Ruz

- Reportaje recopilado de la sección de las Asociaciones del Anuario de la Federación Criadores de Caballos Raza Chilena de 2018.
Osvaldo Ruz Atala se declara un fanático del caballo chileno desde muy joven. Fue así como en la década de los '80 se decidió por formar su propio criadero y lo hizo bautizándolo con el nombre de Casa de San Juan, un plantel que con el correr del tiempo ha privilegiado el tema morfológico, aunque siempre pensando en la funcionalidad que entrega el noble animal.
Y Ruz se armó en sus inicios como criador de buenas sangres, sobre todo gracias a una hija del Ñipán. De ahí en más, todo se hizo con pasión y esfuerzo, tal como el mismo Ruz reconoce.
"El Criadero Casas de San Juan partió por ahí por 1980 con mi primera yegua comprada, que se la adquirí a don Luis Domínguez. Era la Ñipala, una hija del Ñipán, que había sido campeón de Chile en 1964. Yo vengo de familia corralera, pero se había perdido una generación completa por mi padre y sus hermanos, pero mi abuelo era hombre de campo, era de a caballo, hombre de corrales, así es que como se sabe los genes a veces pasan de los abuelos a los nietos, y yo me transformé en corralero, aunque trabajo en algo que no tiene nada que ver con los caballos", cuenta Ruz entusiasmado con su historia.
"A mí picó el bichito de los caballos. Tuve la suerte de conocer a don Samuel Parot, a don Ramón Cardemil y por ahí me fui entusiasmando y aprendiendo con el tema de criar caballos. Corrí unos años, pero no era lo mío, no tenía las habilidades para eso, así es que me dediqué a la crianza, y en eso estamos ahora", añade de comentar las sangres en las que ha centrado su crianza.
"Tengo metido entre ceja y ceja todo lo que es Quebrado, a través de Ñipán, a través del Guardián, del Estribillo, del Taco", dice.
Con respecto a sus logros, Ruz es claro y dice estar contento con lo hecho en lo funcional y en lo morfológico. "Se han vendido algunos caballos a corrales competitivos, y no han andado mal. Por ejemplo, el potro Figurón fue sexto en el ranking de Chile y hoy está en poder de Leonardo García como potro reproductor. Empató un Clasificatorio de Osorno, y al final fue tercero, y un poco antes, otro caballo empató un Clasificatorio en Temuco", cuenta.
Y en la parte morfológica también don Osvaldo tiene sus reconocimientos: "Hemos tenido grandes ganadores de exposiciones, ganadores de categoría y reservados campeones así es que no me puedo quejar ni en lo morfológico ni en lo funcional. Tuvimos a la Lindurita, que era justamente hija de la Ñipala con el Chacolí, que fue gran campeona en la Expo Panguipulli. Ese mismo año ganamos con el Níspero el premio al Gran Campeón Macho, y curiosamente, la gran campeona de 2017 en San Clemente, la Doña Dominga Emboscada es nieta de la Lindurita, y la madre de la campeona, la Ausencia, que era nuestra también se ganó grandes premios", explica con orgullo antes de comentar cómo le gustan los caballos chilenos.
"La morfología está más o menos definida, pero en la subjetividad, el caballo chileno para mí debe ser libre de pesadeces. Debe ser un caballo no demasiado grande, ni demasiado grueso. Para mí están un buen representante del caballo chileno fue el Río Negro, que era elegante, que uno los ve y dice que son aptos para todo, que sean ligeros, ágiles", comenta con determinación.
Respecto al futuro, Ruz dice estar tranquilo: "Afortunadamente a mis dos hijos, Pablo y Osvaldo, les gusta más que comer pan, así es que creo que el futuro del criadero está más o menos tranquilo, porque acá es una pasión nada más. Ni el criadero más grande gana plata con esto".
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