Criadero Alto del Lago, la base es la amistad y la familia
- Reportaje recopilado de la sección de las Asociaciones del Anuario de la Federación Criadores de Caballos Raza Chilena de 2019.
Jenaro Barrientos es un hombre agradecido de sus amigos y bien lo demuestra al hablar del Criadero Alto del Lago, plantel que logró formar gracias muchas personas que lo apoyaron cuando partió en la crianza del Caballo Chileno.
Es el caso de Sergio Tamayo, de Tomás Rivera y los múltiples campeones de Chile Eduardo Tamayo y Juan Carlos Loaiza, y ahora último de Adolfo Melo. Ellos fueron clave en el armazón del criadero sentando las bases para lo que hoy don Jenaro y sus hijos Jenaro y Maximiliano Barrientos están realizando.
"La historia del Criadero se basa fundamentalmente en la amistad con Sergio Tamayo, porque lo iniciamos con un potro de él, Las Vertientes Colchao, y de ahí nacieron el Curandero y el Cafetero. Después tuve amistad con la gente de Santa Isabel, Eduardo Tamayo, Juan Carlos Loaiza y Tomás Rivera, y ellos se han transformado en el pilar de mi criadero, aportándome con potros. También he recibido el apoyo de la familia Walker, de Vista Volcán, donde quieren mucho a mis hijos Jenaro y Maximiliano", cuenta Barrientos.
"Hemos tenido suerte porque a todos ellos los conocemos desde hace muchos años y es una amistad de mucho cariño entre mis hijos y todos ellos, pero yo siempre digo que el principal incentivador fue el tío Checho Tamayo", añade.
Y los frutos ya se dan en el Alto del Lago. "Hoy en día ya estamos corriendo caballos del criadero. Es así como tenemos al Farrero que es hijo del Fanático, y que es muy encachado. Tengo otro potro del Curandero, y ya los estamos corriendo, y esas son las primeras crías que estamos sacando del Criadero, así es que después de varios años de sacrificio, hay mucho orgullo porque uno mira para atrás y ahora uno los saca a correr junto a los hijos, y siempre teniendo el apoyo de grandes amigos, sobre todo a mis hijos, que partieron corriendo en los escolares, ahora están corriendo en los universitarios, entonces es lindo verlos correr en caballos criados por uno. Esa amistad es invaluable y uno queda con el pecho hinchado", comenta.
"Siempre fui aficionado a los caballos, desde chico, y yo comencé a correr a los 20 años gracias a Luis López (Q.E.P.D.). En ese tiempo nos juntábamos con unos amigos a correr y después de unos años, pude armar mi criadero que está a nombre de mis hijos, y ellos están felices de poder correr caballos de la casa, que ellos mismos vieron nacer, que ellos mismos trabajan y después los corren", completa.
En relación a la morfología, otra amistad asoma como clave en la mejora que están buscando don Jenaro y sus hijos: "La verdad es que nuestros caballos no han tenido mucho sello, pero gracias a otro amigo, don Adolfo Melo, del Criadero Alucarpa, he podido mejorar ya que me regaló dos potros hijos del Estruendo en la Alabanza, así es que yo creo que en un par de años más vamos a tener mejores ejemplares, y así tomar esos caballos para empezar a ir a exposiciones", dice.
"Estamos muy agradecidos de todos los amigos que nos han apoyado en esto, y uno al final del día se siente muy orgulloso porque todo se hace en un ambiente muy familiar", finaliza Barrientos.