Dispenseme... su mercé.
Por Arturo Lavín Acevedo. Envíe sus comentarios a editor@caballoyrodeo.cl
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¡Una resfalá no es queída!... decían los viejos antiguos cuando echaban una metidita de patas. Bueno... como me acabo de pegar dos, una que ya expliqué y otra por la que me acaban de tirar las orejas... y con razón, ya que me fié en la memoria y a estas alturas uno debiera ser más cuidadoso. Claro? con los años varias partes del cuerpo empiezan a no estar como uno acostumbraba a pensar que siempre estaban. Se me viene a la memoria el chascarro de don Jorge Lasserre cuando, ya mauroncito, casi obligado lo llevaron al deutor y éste, entre otras cosas, le preguntó de sopetón: ?¡A propósito!? ¿y el apetito sexual como está don Jorge? Don Jorge explicaba que le trastabilló unos instantes no más el seso, porque lo anduvieron pillando de improviso. Pero ligerito encontró la repuesta para salir al lazo lo más bien parado. "¡El apetito muy rebueno doctor... es la entaúra la que me está empezando a fallar no más!"
Bueno don Mañungo Bunster me acaba de mandar recado. El hombre es harto buen jurado, muy adotrinado en lo de la guasería y en todo lo referido a sangres e historia de caballos chilenos. Pero no lo vaya a pillar a uno en un renuncio. Se las endilga completitas y en el tono que el usa cuando tiene el sartén por el mango. Así que me mandó a decir que para que me ponía a escribir leseras de las que no sabía y otros cuantos aleluyas más. Bueno el hombre es así y hay que respetarlo, sobre todo si tiene razón.
La cosa es la siguiente. Dije yo que don Carlos Rozas Larraín era hijo de don César Rozas Urrutia. No es ná así la cosa. Don César nació en Linares y sus padres se llamaban Ramón y Balbina. Se casó con doña Irene Urzúa y tuvo dos hijas Irene y Eliana y un solo hijo que se llamó César Rozas Urzúa. Como dije, fue dueño de la hacienda "La Sexta de Longaví", donde tuvo criaderos de caballos ingleses y chilenos.
Don Carlos Rozas Larraín, nació en Santiago en 1901 y sus padres fueron Manuel y Rebeca. Se casó con doña María Reyes y tuvo por hijos a Mónica, Rebeca, Carlos y María Trinidad. Con su padre formó parte de una comunidad que explotaba varios fundos; "Santa Delfina" en Retiro y "El Tránsito" y "El Carmen" en Longaví. Fue agricultor, comisionista en ganado y, donde destacó con luces propias, escritor con fuerte raigambre costumbrista. Es decir "acampao".
Pero, lo que me llevó a la confusión es que eran parientes y vecinos. Los fundos "El Tránsito" y ?El Carmen" quedan exactamente a continuación de la hacienda "La Sexta" hacia la cordillera, uno para un lado del camino y el otro para el otro. Por lo tanto, la cosa se corrige poniendo ?pariente? en vez de ?hijo?. Por eso es resfalá y no porrazo el que me pegué. ¡Gracias don Mañungo por obligarme a ser preciso! Claro... no hay pa'que andar con medios días habiendo días enteros.
Pero como también dije que en alguna oportunidad aprovecharíamos de echarle una refrescadita a las décimas que don Carlos Rozas Larraín estaba preparando en su "Historia Popular de Chile", la ocasión la pintan calva, así que "a tus bajos peralillo". Y vamos andando.
Décimas por Manuel Rodríguez:
El cruel San Bruno, entretanto,
y sus fieros Talaveras
sembraron de calaveras,
sangre, pena, horror y espanto
a Chile, y de tanto llanto
renació la patria herida.
Tras la cordillera, hundida
en Mendoza un guerrillero
afiló el corvo de acero
y fue la voz escondida.
-¡Aún hay patria, compañeros!
se le escucha entre las chilcas...
O, corriendo tras las pircas,
Miguel Neira, el bandolero:
-¡Vénganse pa acá, matreros!
¡Con Manuel Rodríguez, vamos
y a los coños los carneamos
por carachos y usureros...!
De noche, campos enteros
cuchicheaban los reclamos.
que viene a buscarte el fraile...
Y otra tarde: -¿Amos al baile
de on Manuel, a comer chancho.
Cruza cerros y portillos...
Hoy, disfrazado de cura
cuentan que por Botacura
lo vieron en un rosillo...
-¡Naiden lo vío...! ?Jue un chiquillo
de doña Juanita Ampuero
el que atendió al guerrillero
cuando le entregó un mensaje...
¡Donde Cruz León cambió el traje
y siguió, muy re lijero.
A veces: "Paire Venegas"
y en otros lados "Cairel"...
Nadie conoce como él
cajones, huellas y vegas;
mallinales, donde entrega
de Mendoza muy secretas
mísivas que entre las tetas
guarda una moza carnuda.
Rodríguez no tiene dudas
que su parte llegue a metas.
Hoy pasó por Cruz de Piedra
y bajó por Cachapoal
Pa juntarse en el Sauzal
con un arriero de Neira...
-En casa e?Pancho Mosqueira
dejó escondido un cajón...
-¡Yo lo vi... en un redomón
salió pegando pa Tunca...!
-Así será... pero nunca
van a cazar a este lión.
¡Puuchaa...! Es linda la epopeya
del que a lomos de caballos
mantuvo con luz de rayos
de Chile la fe en su estrella.
De su espuela no se mella
el rodajeo incansable
y su rostro inescrutable
con reflejos de leyenda,
será la brasa que encienda
fuego de patria indomable.
Nadie sabía por donde
y menos aún pa cuándo...
Pero algo se estaba armando,
algo que asoma y se esconde...
Una noche, es luz que ronde
junto a la sombra de un rancho.
O, un silbido: -Aguarda, Pancho,
Décimas por la batalla de Chacabuco:
En la mitad de febrero
de ochocientos diecisiete
desde Mendoza arremete
al mando de tres guerreros.
viene O'Higgins el primero
por el paso de Los Patos
y le pisa los zapatos
el mendocino Soler...
Las Heras se dejó quer
por Uspallata al güen rato.
Freire con sus granaderos
se cruza por El Planchón
y todos, en Curimón,
se juntan con los primeros.
Ya era el doce de febrero
y aún es noche en Chacabuco,
cuando uno sale del ruco
donde se hallaba durmiendo...
-¡¡Alerta... ! que están subiendo-,
y dispara su trabuco.
Es el general Maroto
con las fuerzas españolas...
Dispara sus dos pistolas
y comienza el alboroto.
El silencio estaba roto
y apenas amanecía,
cuando O'Higgins les caía
sin esperar a Soler.
Por los cerros vio correr
a las sombras que venían.
Resuena con los cañones
la Cuesta de Chacabuco.
Se oyen tiros de trabuco
y galopar de escuadrones.
En las cumbres hay jirones
de las nieblas mañaneras
cuando las filas primeras
cargaron contra Maroto...
-¡A bayoneta, mis rotos...!
-iba bramando Las Heras.
Rodrigues con sus costeñas
montoneras colchagüinas
corren las quebradas pinas
apegualando cureñas...
Las tiran entre las breñas
arriesgando costalazos...
Como bordonas los lazos
se templan pero no aflojan,
mientras los corvos se alojan
en las fajas de los huasos.
San Martín, a retaguardia
va dirigiendo la acción.
Soler, por un cañadón
ataca el flanco y la guardia.
O'Higgins va a la vanguardia
contra el grueso, por la izquierda
y pronto logra que pierda
toda su fuerza Maroto...
-¡Corran... pa verles el poto
y que viva Chile..., mierda!
Arturo Lavín Acevedo, Cauquenes del Maule, febrero del 2009.
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