Don Pepe Gutiérrez: Una Historia para la Historia (II)
Por Luis Iván Muñoz Rojas
EL TRÍO LEGENDARIO
María Elena Pérez Harvey, una belleza de sólo 18 años, equitadora, campeona de natación, hija y hermana de corraleros, había sido proclamada Reina del Rodeo y recibido la corona de Carmencita Vergara Naretto, Reina del Rodeo de la Primavera anterior.
En la caseta se instala el jurado oficial integrado por José Tagle Ruiz, Ernesto Cuevas Lizama y Edmundo Moller Bordeau.
El capataz, Manuel Rey Castillo y su ayudante, Rudy Ojeda Vergara reúnen a las colleras que pasarán a la historia como pioneras del Campeonato Nacional. La voz del secretario Óscar Fernández, precede el ingreso a la Medialuna de cada binomio:
Estanislao Anguita, Alberto Araya, Héctor Acevedo, Armando Araneda, Guillermo Aguirre, Pedro y Antonio Bartolomé, Galo Bustos, Luis Besa, Rudecindo Bustos, Arturo Costabal, Enrique Carrasco, Ernesto Cuevas, Gustavo Carrasco, Vicente Caro, Armando Correa, Cupertino Cubillos, Manuel Castillo, Alberto Castillo, Ricardo de la Fuente, Raúl y Eduardo de Ramón, Gustavo Donoso, Pedro Espinoza, Ricardo Espinoza, Patricio Espinoza, Pedro Etchepare, Alberto Echeñique, Luis Finlay, Tato Fariña, Agenor González, Gustavo Rey Gamonal, José Gutiérrez, Manuel Gajardo, Max Huidobro, Pedro Ibarra, Fernando Hurtado, Ricardo Letelier, Alfredo Luna, Juan Osorio, Máximo Larraín, Eduardo Larraín, Adolfo Luco, Andrés Lamoliatte, Carlos Labarca, Marcial Marambio, Francisco Moraga, Carlos Molina, Santiago Molina, Edmundo Moller, Alberto Marmolejo, Belarmino Ormeño, Roberto Palacios, Pedro Emilio Pérez, Ramón Pavez, Baltazar Puig, Humberto Pinochet, Ernesto Quiroga, Carlos Quintana, Roberto Ramírez, Gustavo Rivera, Alejo Rubio, Enrique Ruiz-Tagle, Mauricio Silva, Tito y Julio Santos, Ernesto Santos, José Tagle, Hernán Trivelli, René Urzúa, Juan Luis Urrutia, Eduardo Varela, Carlos Villagra, y José Yauriela.
Traídos especialmente desde Argentina, se emplearán novillos de unos 500 kilos, largos, huesudos, de tipo cordillerano, algunos overos negros americanos, otros lagartos.
En el primer animal ya se advierte que será difícil atajarlos. De hecho, la mayoría de las colleras hace puntos malos y sólo queda una pareja con tres buenos y arrancados los campeones del rodeo de la mañana, Ernesto Santos y Pepe Gutiérrez, con ocho.
En el segundo animal, Ernesto, que es más frío y calculador, corre a la mano. Escoge un novillo negro tapado, cuarterón, abueyado. Lo corre chico para asegurar y suman seis puntos buenos, consiguiendo entrar al tercer animal, con posibilidades de pelear el primer lugar frente a las colleras del Corral de Agenor González con René Urzúa en la yeguas 'Cebollita' y 'Pelagia', y en el potro 'Arrocito' y el caballo 'Embeleco', todos hijos del potro 'Comunista'; los hermanos Tito y Ernesto Santos en 'Clarín' y 'Ajiaco' y también en sus yeguas negras 'Parka' y 'Pulsera'; la Comunidad Darío Pavez en 'Prestigio' y 'Pichanguero', y Fernando del Real en la 'Verbena', una yegua flor de cardo, rabiosa, pero extraordinariamente buena, que en el Rodeo de la Primavera anterior, había perdido el Champion en una espectacular rodada cinco metros antes de la última atajada.
Sin la menor dificultad, tras casi 50 años, don Pepe revive la saga: 'palabra de honor que no alcanzamos a ponernos nerviosos, ni menos a darnos cuenta de lo que estábamos ganando. En el tercer animal, sabíamos que con un punto le empatábamos a don René Urzúa. Nosotros corríamos al último porque éramos los ganadores del Rodeo de la ciudad. Se corría con veinticinco animales en el apiñadero, el que se cebaba cuando llegaba a diez toros. Escogí un novillo cordillera, de pelo rosillo, pardo. Tito y Julio Santos estaban más tensos que nosotros, porque yo tenía fama de muy ponedor, y no nos dejaban salir, 'ten cuidado Pepe, no la pongas de atrás', me decían ellos: Dos veces nos frenan, al fin salimos y en la primera atajada le pongo tres. Recuerdo que en aquella época el puntaje era sólo de uno a tres. Al terminar la carrera, el jurado canta el resultado: seis puntos buenos, y ya éramos los primeros Campeones de Chile'.
Segundos, en empate, quedaron Tito y Julio Santos en 'Clarín' y 'Ajiaco', y René Urzúa y Alberto Nano Ramírez, jinetes del corral de Agenor González y del mismo René Urzúa, en las yeguas mulatas, 'Cebollita' y 'Pelagia'. No hay desempate, sólo se premia a los ganadores del primer lugar.
El público no quiere más que aplaudir a sus campeones. Un solo grito une a la Medialuna Gigante de Rancagua, SANTOS, SANTOS, SANTOS...! Pepe Gutiérrez lo entiende, el público quería que ganaran sus favoritos, y él, por esas cosas del destino, había integrado este trío legendario con los hermanos Santos.
Pasado el Campeonato Nacional don Tato Gellona le propone encargarse de la Hacienda Ventrenco, ubicada cerca de Curacautín. Allí transcurre parte importante de su vida. Ordena el campo, hace caminos, destronca, organiza el criadero de caballos, atiende las visitas y construye una medialuna donde trabaja caballos de la hacienda y los propios de su criadero Ñielol. Eliseo Calderón y Max García-Huidobro son sus grandes compañeros de esa época.
Durante sus últimos años, don Pepe disfruta la vida en Cautín, con su mujer Ivette Naulín Samponi, sus tres hijos, José Alberto, industrial; Jaime Eduardo, constructor; y Ana María, casada con Enrique Labbé, y sus diez nietos. Hombre generoso, estuvo siempre dispuesto a entregar sus experimentados consejos a criadores y corraleros.
Nuestro querido amigo nos ha dejado, pero está en mejores manos, está en las de Dios, y nosotros, a petición de la Federación del Rodeo, hemos traspasado a estas líneas con especial cariño, los recuerdos que nos regaló en aquel encuentro de 1997.
Fuente: Anuario 2001 / Federación del Rodeo Chileno
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