El destacado arreglador y jinete Nelson Vega conversó con Caballoyrodeo.cl en la sección "Secretos del Arreglo", analizando la actualidad del oficio, contando la manera en que trabaja caballos nuevos y aconsejando a los más jóvenes la forma en que se debe preparar a los mancos para que duren en el tiempo.

- ¿Cómo ha estado el trabajo durante la pandemia?

"Gracias a Dios me ha ido bien. Estoy trabajando para un criadero bueno, Doña Emma de don Oscar Lería. Ahí trabajo caballos nuevos y estamos rotándolos. A don Hernán Cruz Castillo también le tengo sus caballitos acá. Y también, incluso, le tengo a mi amigo 'Joselo' Astaburuaga algunos caballos. Así que no puedo llorar, estoy agradecido de la vida no más. No me ha faltado pega, estamos guardaditos, pero trabajando igual. En la casa estamos corriendo también, entonces vamos fogueando caballitos con mucha tranquilidad. Creo que estamos todos en la misma, así que ahí estamos dándole".

- ¿Más caballitos nuevos o también mancos de competencia?

"Más nuevos. Son todos en general caballos nuevos. Tuvimos los de competencia, pero como después se alargó el tema de la pandemia se fueron a los potreros y ahora tengo todo nuevo hasta septiembre. Pero está bien, porque es entretenido trabajar caballos nuevos e ir viendo cómo van progresando día a día, los va conociendo uno, haciéndose amigos de ellos y avanzando en la peguita. Entretenido".

- ¿Cómo trabaja los caballos nuevos?

"Yo creo que todos los arregladores estamos en un mismo sentido. Primero hay que conocerlos a cada uno, porque son todos diferentes en cómo actúan y empezar por ahí. Creo que lo básico de esto es que uno no sea impaciente, porque estos caballitos requieren confianza y eso se hace con paciencia y tiempo. Ahí no estoy de acuerdo con algunos criadores nuevos que piensan que el caballo en dos años ya tiene que estar participando y ojalá en los Clasificatorios. Lamentablemente para ellos esto no es así, este es un trabajo que requiere tiempo. Tampoco es algo tan extenso, pero va dependiendo de los caballos. Hoy día como la sangre está tan purificada, los caballos con poquito tienen, pero si el trabajo es rápido no perdura en el tiempo. Hay que darles tiempo para que maduren y vayan pasando de curso. Esto es lo mismo que educar a un niño, no se puede pasar de segundo básico a sexto al tiro, tiene que ir curso a curso, dando pasos todos los días. Y la perseverancia también, que es importantísima. Creo que nosotros, todas las personas que nos dedicamos a esto, estamos todos en un mismo sentido. Hacemos lo que tenemos en conocimiento, la paciencia. Para arreglar caballos se necesita tiempo".

- ¿Qué ejercicios usted le realiza a los caballos?

"Harto trote, caminar. Lo básico en los caballos nuevos es que aprendan a equilibrarse primero con uno arriba, porque para ellos tener 80 kilos arriba es lógico que tienen que aprenderlo. Así que lo básico es que aprendan a equilibrarse con uno arriba, que caminen harto, que troten harto. Galope suave solamente, porque si un caballo no está equilibrado y le ponen la aceleración, es lógico que no va a tener resultados. Así que por eso es todo lento. Harto trote, caminar con ellos, hasta que comienzan a equilibrarse con el jinete y de a poquito uno empieza a buscar otras cosas. Unas troyas, harta troya, un poquito más de galope, que aprendan a sentir la ayuda de las piernas y en la boca, el cuidado principal. No es necesario trabajar solamente con guatana, uno le puede poner cualquier cosa suave en la boca al caballo, pero hay que saber ocupar la herramienta. Después uno le va a buscar una posturita suave, sabiendo que los apoya con las piernas, y que aprenda a desplazarse. Es lo básico, es más o menos lo que se hace con ellos".

- ¿Cómo se ve cuando un caballo va a estar para la competencia o no tiene condiciones?

"Unos son más adelantaditos que otros, son más inteligentes o tienen más facilidades de movimientos. Uno se va dando cuenta en ellos las diferencias que hay. Ahí avanza un poco más uno que otro y de a poco se les va exigiendo. La paciencia y el tiempo son una cosa, pero también hay exigencias. Hay que ir tomando pruebas. Hay que pasarles la materia y después tomarles las pruebas para ver qué es lo que ellos han asimilado. Ahí uno va viendo cuáles tienen más condiciones o un poquito menos, cuáles tienen mucha rapidez o mejor boca. Eso en el tiempo son como seis meses, cuando uno está empezando a darse cuenta. Porque un caballo de primera puede andar muy bien, pero si después se le empieza a exigir un poquito, ellos van mostrando que van bien o no muy bien, y se ven los baches".

- Y el torito todavía no… ¿se les presenta después el topero?

"Claro, cuando ellos están desplazados a ambas manos, están obedeciendo bien en la boca y están haciendo todo ese trabajo básico, galopeando un poquito mejor… Lo ideal es que entren al toro con todo esto básico ya terminado, porque ahí se les facilita a ellos al tiro la postura en el novillo. Como decían los viejos antiguos, hay que empezar a topearlos con taquito de pluma, para que el caballo vaya adelante, avanzando y no se pise o haga cosas que le van a molestar. Cuando está terminada esa parte básica de desplazamiento y de boca, uno le puede presentar el novillo y volver a lo mismo otra vez. Con harto tiempo, con lentitud, con paciencia y que de a poco empiecen a conocer el novillo, a correr al lado de él y ahí va continuando el tema. Cada vez se le va dando vuelta a la mariposa un poquito más. Después con un par de topeadas, es importante que ellos empiecen a tomar el toro en los pechos para hacer un poco de fuerza, pero todo equilibradito, hasta que aprenden a equilibrarse con el novillo, a tomarlo bien y hacer fuerza hacia delante. De ahí va dando pasitos. Después viene la enfrenada, que también es muy básico, para que tengan una buena condición de volante. Viene la enfrenada y después uno sigue con el topeo, pero con un frenito liviano, que ellos estén relajados en la boca y también en su físico, que es importante".

- ¿Cómo siente que ha estado el desarrollo del oficio?

"Contestando rápido, antes había más arregladores que hoy. ¿Por qué? Es que antes los dueños de caballos sabían esperar caballos, sabían que esto se da en el tiempo. Como era así, había más arregladores, porque eran viejos con paciencia y que no se les exigía, tenían más tiempos. Entonces ellos no corrían los caballos hasta los siete u ocho años, una cosa así. Ahí iban a salir con los caballos, a competir. El caballo ya estaba terminado, estaba tranquilo y consciente a qué iba. Hoy día no hay mucha gente que se dedique a esto, porque todo se está pidiendo rápido. Un par de vueltas para acá y para allá, y vamos andando. Muchas veces por ese motivo van quedando caballos en el camino, porque el caballo sale inconsciente a correr. Sale a un rodeo, lo habrán corrido una vez en la casa, le abren la puerta en competencia, todo es rápido, choque y hasta por ahí va quedando el arreglo del caballo y el caballo en el camino. Eso es lo que está pasando.

Lo otro que también ocurre es que a la gente, no todos, no le interesa el arreglo mucho tampoco. No generalizo, pero hay gente que para qué va a arreglar, un par de vueltas para acá y vamos andando. Entonces se ha tomado un poco más al lote que antes. Tengo mi tiempo también y me acuerdo de arregladores encachados, con caballos frenaditos que se veían lindos. Viejos antiguos como don Segundo Tamayo, don Remigio Cortes  primero y segundo, también entre ellos mi padre. Para mí ha sido básico el trato que él tenía con los caballos. Y un montón de personas más. Antes era diferente. Ahora con la tecnología todo es rápido y esto de los caballos también entró a esa forma, eso es lo que está pasando. Hay más caballos… Es un tema largo".

- ¿Qué le aconsejaría a las nuevas generaciones?

"Que tuvieran más oído, que miraran más, que tengan paciencia y humildad. Porque en el rodeo uno ve gente con muchas condiciones, pero hacen un par de atajadas buenas y no se puede hablar con ellos. Esto es tiempo. A uno en el arreglo le puede salir un caballo bueno, bien arreglado, pero no es el único que va a trabajar, va a trabajar muchos caballos más. Claro, es un caballo que se va a mostrar, pero ya no tengo ganado el paraíso con ese trabajo, tengo que seguir adelante, seguir progresando y aprendiendo, porque aunque uno tenga su tiempo en este oficio, nunca termina de aprender del arreglo de los caballos. Sería mentir decir que estoy terminado, porque los caballos le enseñan a uno, le dan su pauta, y también tiene que mirar a gente que enseña con sabiduría. Por ejemplo, don Regalado Bustamante, un hombre con una paciencia envidiable. Ahí los resultados están a la vista, no nos vamos a poner una venda en los ojos".