En el Anuario de 1976 de la Asociación de Criadores de Caballares y de la Federación del Rodeo Chileno fue publicado este artículo titulado "El deporte, como el heroísmo, no solo une a los hombres, sino que a los pueblos".

Revisa la transcripción de la nota:

El histórico abrazo de los Libertadores: O'Higgins y San Martín viene repitiéndose anualmente entre huasos y gauchos.

ULTIMAMENTE nuestra gran fiesta del Rodeo Chileno ha venido contando con la asistencia y participación de auténticos gauchos, encabezados nada menos que por la gran figura pampera de don Aarón Esevich, que anualmente, trasponiendo la muralla andina, vienen a dar en las feraces praderas de Osorno.

Don Aarón, como José Hernández, autor del célebre "Martín Fierro". O Alberto Güiraldes, padre del inimitable "Don Segundo Sombra", también él es dueño de brillante pluma, al mismo tiempo que con sin par destreza sabe manejar el lazo y las boleadoras, y practicar la clásica "paleteada en yunta" o "la coleada de vacunos".

El presente año acompañándole vinieron los Ballester (Felipe, Julio y Eduardo), flor y nata de los deportes gauchos. En los argentinos, tanto como en nosotros, por espacio de varias generaciones, viene repitiéndose la fervorosa práctica de los deportes camperos.

Por eso en una y otra banda se produce un mismo fenómeno: nombre sy apellidos que se repiten hasta lo incansable, llegando a ser archiconocidos no sólo dentro de los límites de su propio país, sino, como en este caso, trasponiendo las fronteras. Es lo que sucede con los Ballester, a quienes podemos considerar como los mejores embajadores en bien de la hermandad y los deportes criollos.

Los contactos entre nuestra Asociación de Criadores de Caballares Chilenos y la Asociación de Criadores de Argentina han venido fortaleciéndose cada vez más, manteniendo un abierto y cordial diálogo, como corresponde a quienes están movidos por idénticas inquietudes, hasta fructificar en hechos concretos.

Numerosos productos nuestros han sido adquiridos por importantes criadores argentinos, en franco reconocimiento a las sobresalientes cualidades de nuestro caballo.

Valga mencionar algunas de dichas adquisiciones, que se remontan a respetable número de años. Entre ellas podemos mencionar una de las de más antigua data, efectuada por don Miguel Torres, dueño del criadero "San Miguel" de Santa Fe, quien comprara en 1924 ó 1925, a Condorito Aculeo, propiedad de don Germán Claro.

Aunque en el aspecto internacional de dichas actividades lo más importante sea el triunfo alcanzado por ejemplares chilenos en la Exposición Internacional de Porto Alegre (Brasil), temporada 1975-1976.

Primeramente, en ella tuvimos como ganador a: Chacao, por Arreblo y Remolacha, que obtuvo el primer premio en su categoría. Luego, Buitre, por Aniversario y Cepilla, que se clasificó en cuarto lugar correspondiente a sus características.

Más aún, la subasta en sí nos reservaría algunas agradables sorpresas. Buitre fue adjudicado nada menos que en US$ 12.500 (doce mil quinientos dólares), haciendo decir al martillero: "BUITRE DE CHILE, CONSIGUE CON ESTO EL PRIMER PRECIO DE LA EXPOSICIÖN". Por Hornero de Arrebol y Nutria se obtuvieron US$ 11.000 (once mil dólares) y US$ 10.000 (diez mil dólares), por Chacao.

En el curso del presente año, fue vendido a criadores argentinos: Choroy, por Roncador y Pajarera, de propiedad de don Alberto Schwalm. El año recién pasado, Choroy fue Champion en la Sago.

Estos son sólo algunos de los muchos aspectos que reconfortan y de los cuales la gente del rodeo puede sentirse orgullosa y estimulada, al verse tan representada e incorporada al rubro de las exportaciones no tradicionales, durante un período muy especial de nuestra verdadera recuperación económica.

Es deber de la Asociación procurar por todos los medios que estos laos con países hermanos vayan más allá de lo económico, haciéndose cada vez más estrechos y frecuentes en el plano deportivo.

No olvidemos que América es un continente de jinetes y caballos. En la historia de cada una de nuestras naciones se registran grandiosas acciones de caballería, y de ellas dependió en gran parte nuestra independencia. Recordarlo es un justo deber.