- Reportaje recopilado de la sección de las Asociaciones del Anuario de la Federación Criadores de Caballos Raza Chilena de 2015.

Orgulloso de la historia de su criadero está don Fernando Acuña. Y es que han pasado casi 100 años desde que su padre, don Humberto Acuña, comenzó a dar vida al Criadero Butamalal, en Cañete, en la provincia de Arauco.

"El empezó en 1920 con 15 ó 20 caballos no inscritos, porque en esa época se corrían caballos no inscritos. Por ahí por la década del '40 comenzó el rodeo acá en la zona, y después de unos cinco años, compró los primeros caballos inscritos en el Criadero Curiche, uno de los criaderos más famosos del país, de las mejores sangres corraleras de esa época y de donde vienen casi todos los caballos buenos que hoy están participando en los rodeos de Chile", cuenta don Fernando.

"Compró caballos descendientes del Gacho, compra la yegua Casas de Renaico Portada, y un par de yeguas más. Con esas yeguas inscritas empieza a formar su criadero. Posteriormente, nos llegó el caballo hijo del Gacho, el Guarapo, y también se le pusieron varias yeguas a ese potro, que es el padre del Colibrí, el caballo famoso. Y después llegó el Alcatraz y posteriormente el año 60, también algo de Comunista, y esas sangres hemos ido conservando", añade.

Acuña rememora que con apenas 14 años fue a correr en vaca a Santiago. "En ese tiempo íbamos a la Quinta Normal, y era una odisea. Partíamos el lunes y llegábamos el miércoles en la tarde. El jueves se bañaba, se escobillaba, el viernes se topeaba un poco y el sábado participábamos del rodeo. Al primer Champion de Chile fui el '58 a Osorno a los 16 años donde hice un papel bastante decoroso en representación de Cañete, éramos los únicos que andábamos por esos lados", cuenta con satisfacción.

Pero el rodeo no ha sido lo único importante para la familia Acuña. "Nosotros acá estudiamos mucho la orientación de las cruzas con los potros. Que la ye-gua reúna las condiciones chilenas de buenas colas, buenas orejas, buenas cabezas, buenos largos, redondeces en las grupas en relación con la cabeza, para ir mejorando los caballos chilenos. Buscamos tener caballos dentro del tipo. Hay gente que se preocupa del puro rodeo, y no les importa la morfología que tenga el caballo. Pero los criadores tienen que metérselo en la cabeza: la morfología es muy importante", aconseja.

Y es por eso que junto con las sangres clásicas que tiene (Ñipán, Comunista y Taco), don Fernando y sus hijos busca nuevas alternativas para la reproducción.

"Ahora recién compré un potro descendiente del Hacienda Aculeo Quicio, porque la idea es refrescar un poco la sangre. También estamos buscando yeguas para alejarnos un poco de la línea del Quebrado, que está muy metido. Ya tuvimos durante unos ocho años a La Mañana Felipín, nieto del Quicio. No era muy bien acampado, pero de buen tipo y muy buena sangre y también fue para refrescar un poco las líneas", cuenta Acuña, quien como sus dos hijos, Juan Luis y Fernando, se alistan para seguir con la valiosa y centenaria herencia del Butamalal.