El fallecimiento de Roberto Ruff Thiele, ocurrido el domingo 29 de marzo, puso fin a una vida dedicada al Rodeo y la Crianza del Caballo Raza Chilena.

Propietario del Criadero Tromenco, don Roberto también fue un dirigente de larga trayectoria, principalmente ligado a la Asociación Bío Bío y al Club Santa Fe, del cual fue socio fundador y presidente.

En el Anuario de 2019 de la Federación Criadores de Caballos Raza Chilena, la Asociación de Criadores de Bío Bío, que también lo reconoció en la Final de Santa Bárbara, le dedicó su espacio en la sección el País Criador, en donde Ruff Thiele recordó sus inicios.

"Partí tarde y solo cuando la situación económica lo permitió. Nací con el gusto por los caballos cuando éste era una herramienta fundamental de trabajo en el campo. Fui al colegio a caballo al internado de Traiguén. Los traslados eran todos de a caballo, porque los caminos de la zona no permitían vehículos a fines de los años treinta, y justamente el nombre del Criadero proviene de un campo familiar en la zona que nací en el sector de Quechereguas, ahí cerca de Traiguén", contó.

"Siempre me gustaron los caballos y todo lo que ello implicaba: rodear vacas y bueyes, recorrer el campo. Cuando el papá me llevaba a la feria de Traiguén, lo primero que hacía era ir a ver los caballos. Le pedía que me comprara uno, cosa que nunca hizo. Mi papá era hombre de a caballo. En invierno salía con su manta de castilla de madrugada y llegaba oscuro en viaje de 50 kilómetros desde el fundo Santa Ema de Quechereguas a Traiguén. Cuando iba mi mamá, se hacía viaje en carreta con toldo. Mi papá fue un agricultor, inmigrante suizo, que incorporó los adelantos de la época para la explotación agrícola", añadió.

"Ya mayor y con el bicho de los caballos desde niño, comencé en los rodeos corriendo caballos de amigos y luego comprando caballos. Entre ellos recuerdo al Parrón, comprado a Manuel Bunster, al Cajero que era sangre Contador, y una yegua comprada a don José Zapata. Por razones laborales llegué a Bío Bío, la zona de crianza por excelencia. Estaba Curiche, de don Estanislao Anguita, la crianza de los Moller, de donde provenían los primeros caballos que corrí. El ambiente de crianza en la zona y mi pasión por los caballos fue lo que me motivo a criar", completó.

En el año 2013, durante el 65° Campeonato Nacional, la Federación del Rodeo Chileno premió a Roberto Ruff Thiele por su trayectoria corralera. Ahí en una nota con CaballoyRodeo contó:

"Antes de llegar a Los Angeles, el año 59, 60, pertenecí a Malleco y Traiguén principalmente. Teniendo 20 años, ayudé a construir parte del casino y ayudé en la medialuna de Traiguén. Había llegado don Pedro Villarroel López, que junto con un capitán de Carabineros, don Carlos Parra y un secretario que trabajaba en el Banco Español, don Eladio Candia, dieron vida al rodeo en Traiguén".

Ya en Los Angeles, recordó que "ayudé a fundar el Club Santa Fe en el año 1962, del cual fui socio, participé en el directorio. El presidente de la Asociación era don Edmundo Moller Bordeau, el cual me dio la posibilidad de realizarme como dirigente posteriormente. Y en los años 70 fui presidente de la Asociación, que en ese momento era Asociación Bío Bío, Malleco y Arauco. También ayudé a fundar la Asociación Concepción. Desde ahí en adelante seguí en el Club Santa Fe y después cumplí otro período del año 82 al 90 como presidente de la Asociación. En esa época tuve la gran satisfacción de haber estado junto a don Gonzalo Vial, quien fue un gran dirigente en la Federación del Rodeo y que también me ayudó a formarme".

También tuvo una carrera como jinete: "Yo ya corría en Malleco y cuando llegué a Los Angeles participé en los rodeos y tuve la posibilidad de juntar los puntos y correr en un Champion de Chile en Talca. Participamos, nada más que eso. Sin grandes pretensiones porque estar allá y clasificar. Fui a correr con Joel Moraga en Parrón y Pulpito. También puedo agregar que a Rancagua llegué dos veces con Rafael Ruiz-Tagle en los caballos Quinchero y Asesor", repasó.

Respecto de la crianza, Ruff Thiele comentó en su momento que "mi primer producto fue el Asesor, nacido en octubre del 66. Este hijo del Andrajo II y la Cogotina, una yegua comprada en Osorno me dio muchas satisfacciones corriéndolo varios años".

"Las principales líneas sanguíneas con que cuento son de la caballada de los Moller y de don Lito Anguita. Estas las he podido ir mezclando con potros de buenos amigos como Italo Zunino Muratori y Ruben Valdebenito, entre otros. Gracias a ellos, he logrado obtener productos con sangres muy buscadas en la actualidad. Nunca he pagado por una monta ni cobrado por ellas. Entiendo que esta pasión por los caballos y la crianza se enriquece al compartir con amigos", señaló.

Y tenía claro lo que quería de sus caballos: "La morfología es una parte muy importante. Es fundamental en mi opinión. Todos los criadores tratamos de acercarnos lo más posible el estándar del caballo chileno. ¿A quién no le gusta andar en un caballo bonito? Mientras más cerca del estándar el caballo es, funcionalmente se desempeña mejor, es más firme y mejor pisador".