El Criadero El Bramido, propiedad de José Manuel Aguirre, tuvo una notable actuación en el Clasificatorio Centro Norte de Melipilla gracias a lo hecho por Cristián, hijo del ex campeón de Chile, y por Francisco Lineros, joven jinete que fue una de las figuras del selectivo realizado en Chocalán.

Aguirre y Lineros sumaron 27 buenos en Pan de Huevo y Escribano para estar expectantes hasta el final de poder bailar una cueca. No se dio, pero para ambos el paso por el clasificatorio fue soñado, tal como contó Aguirre en diálogo con Caballoyrodeo.cl

"Estamos felices, yo y mi compañero era primera vez que llegábamos a los Clasificatorios, mi compañero se destapó marcando, y los caballos del Criadero El Bramido anduvieron muy bien, así es que estamos contentos, porque vinimos con la ilusión de llegar a Rancagua, y nos vimos en el cuarto toro, y faltó poquito. Terminamos con 27, y el rodeo deja ese bichito que pica, que pudimos haber peleado por el tercer lugar, pero quedamos muy contentos, porque vamos con el ánimo muy arriba a Rancagua. Allá hay que atajar, tenemos buenos caballos, buen compañero, así es que a disfrutar", comentó el jinete.

Aguirre explicó que para él es muy trascendente poner el nombre del criadero de su padre en Rancagua.

"Es muy especial, porque es el criadero de mi papá, don Coteco Aguirre, que es mi maestro en esto, y correr sus caballos es un honor, es una doble responsabilidad, y es muy bonito estar en esta instancia con sus mantas", explicó.

"Fue una final brava, a mí me faltó un poco, pero a mi compañero nada, quizás una atajada que yo pude haber hecho hubiéramos estado más arriba, pero se aprende harto y contentos de estar en el cuarto toro de esta final tan competitiva", completó.

En tanto, Francisco Lineros, uno de los más atajadores en la final melipillana vivió un fin de semana soñado.

"Premiar, ya era un sueño cumplido y llegar con dos colleras a Rancagua, aún más y correr el Champion era para pasarlo bien, así es que muy contento, muy feliz. Solo queda agradecerle a Dios por este regalo y ojalá ahora llegar con los caballos sanos, y agradecerle a don Coteco por aguantarme, por enseñarme y a mi compañero por ser como es y me sacó el sombrero por ellos. De verdad no quepo en el cuero, y lo único que quiero es que siga para poder vivir estas alegrías que a uno lo hacen vivir en las nubes. No hay dinero que pague este premio", dijo feliz de la vida.

"Me mentalicé en andar bien, en aprovechar los caballos, tenía confianza en ellos y yo me sentía de a caballo, así es que había que esperar que saliera el toro, atravesarse en los 12 metros y hacerla no más", completó.