Por Vicente Pérez Alarcón

El 21 de mayo, día de Gloria Nacional, decidió dormirse para siempre en su pesebrera ubicada frente a la ventana de su jinete, Mario Díaz Piña, el potro Remehue.

Remehue y el criador fueron uno porque si Mario tiene una pasión, esa se llama Remehue, aquel nombre de potro que se adicionó a él mismo como su apellido. Montado en este mismo bayo de patas tigres lista de macho se paseó por las medialunas y escribió su historia de huaso con la mejor tinta, la de triunfos y atajadas aguerridas donde huaso y potro teñidos por las mantas del Criadero Quillaycillo forjaron un prestigio que se prolonga ahora en su descendencia.

Antenoche "Mariachi" terminó su habitual ronda por las pesebreras inspeccionando que todos sus caballos se  encuentren bien, ritual que finalizó como siempre en una gran caballeriza donde una soga escribe en la puerta el nombre del Remehue, su potro bayo aleonado que lo transformó, a punta de nobleza, en leyenda en el rodeo chileno. Le habló como si se tratara de un viejo amigo... se quedó el mismo rato largo en silencio sintiendo el masticar de su bayo que, ya viejo y triste, le lanzó una mirada postrera para despedirlo con un relincho suave y corto, una escena que quienes hemos estado cerca nos sobrecoge el alma como a cualquier envenenado de caballos.

En este bayo él tiene una historia íntima y poco conocida: una  de un hombre y su potro que se inicia hace casi treinta años en el campo osornino de Manuel Santiago Angulo, el recordado "Loro" Angulo, jinete eterno en historias corriendo sus potros Entallado y Sonriente. Hasta ahí llegó Mario  en busca de comprarle la yegua Pegualera (Pial y Felpa), madre de Remehue, potrillo que estaba al pie de su madre. Como buen huaso nacido en Colchagua, lanzó su chupalla a las patas del potrillo y éste velozmente hizo una revuelta evidenciando su futuro potencial. Lo compró de inmediato junto a su madre, iniciando así la historia del criadero Quillaycillo, que había esperado por muchos años y que se hacía realidad en la región de los lagos y volcanes, a 900 kilómetros al sur de su tierra natal, aquella de su abuelo y su padre, ancestros que le traspasaron su pasión de huasos guapos en los rodeos.

Remehue (Amanecido y Pegualera), luego de ser extra de vacas ratificó su valía como reproductor en sus hijos, entregándole a  Quillaycillo-Reflejo (Remehue y Rencorosa por Refuerzo), Quillaycillo-Remehue II (Remehue y Doña Melita por Picunto). Así, de sus potreros y de su montura salieron productos excepcionales como la yegua finalista de Chile Quillaycillo-Buena Moza; Quillaycillo-Regalón, Campeón de clasificatorios y varias veces finalista; y los también finalistas de Chile Quillaycillo-Remezón; Quillaycillo-Remehue II; Quillaycillo-Reflejo; Mencahue Totora, Mencahue-Romaza; Quillaycillo-Colchagüino, y las excelentes yeguas Quillaycillo-Rica Cosa, Quillaycillo Revoltosa, Quillaycillo-Rosalinda, Quillaycillo-Remolino.

En la pasada versión del Campeonato Nacional, Remehue tuvo a 5 de sus hijos, siendo estos Loma Blanca Baraja, Vista Volcán-Corajudo, Vista Volcán-Poncho Al Viento, Entre Quiscos y Espinos-Recuerdo y Vista Volcán Remolienda, nómina que da cuenta una vez más que su genética continuará vigente y que demuestran su valor como un reproductor de nivel superior.  A ellos se suman montas de Remehue, que con cariño de huaso ha cedido a sus amigos resultando en el criadero Río Elqui el excelente potro barroso Remanso y Hacienda El Huique Remedio, bayo montura de quien escribe.

Remehue fue extra de obra y reproducción. Así lo demuestran sus hijos finalistas de Chile que lo llevaron en varias ocasiones a estar al tope del ranking de reproductores con mayor cantidad de hijos participando en el Campeonato Nacional de Rodeo, figurando junto a sus consanguíneos de padre, Estribillo, en esta instancia que da cuenta certera de la calidad de los reproductores que encabezan esta estadística.

Criaderos importantes como Las Callanas, Vista Volcán, El Milagro, Amancay, Peleco, conservan su genética en sus planteles.

Este 21 de Mayo, Remehue, el bayo de oro, registro 85990, nacido un 5 de enero de 1983, se marchó luego de haberse hecho leyenda en vida, como solo lo logran los caballos nobles, dejándole en legado al criador Mario Díaz hijos igual de extras que él, como su hijo Remehue II, un súper crack que demostró su valía en las quinchas y ahora Remehue III, estableciéndose en Quillaycillo una dinastía iniciada en el cariño.