El rodeo, pasión de familia

En portada Italo Zunino Peñaloza atajando en Rancagua. Al interior Roberto Dabed Alamos y su hijo Roberto.

Por Héctor Parraguirre Jara

Que el rodeo es un deporte familiar, de eso no hay ninguna duda. Dinastías en el ambiente corralero hay muchas y el recambio generacional permite ver en acción a jinetes que han seguido el camino marcado por sus padres, ya sea por mantener la tradición o motivados por la pasión misma que genera esta actividad.

Caballoyrodeo.cl indagó en las historias de algunos de estos "hijos de tigre", unos que recién empiezan y otros ya más "experimentados", que llevan en la sangre el amor por la acción en las quinchas.

En el pasado Campeonato Nacional, Italo Zunino Peñaloza, con sólo 14 años, acaparó las miradas al ganar la Serie Caballos con el connotado Rufino Hernández como maestro y compañero.

Con orgullo de padre, Italo Zunio Besnier comentó que "viene corriendo desde chico, en rodeos padre e hijo, después en un par de rodeítos. Este año, ya un poco más entusiasmado, logró clasificar en Osorno y con eso la temporada estaba más que cumplida, pero luego en Rancagua y ganó la serie de Caballos. Lo vi y fue mucho más potente que si yo mismo hubiese estado corriendo".

Y es que esta familia, dueña del Criadero Agua de los Campos y Maquena, tiene una larga tradición en el mundo corralero. Empezando por el patriarca, Italo Zunino Muratori, pasando por sus hijos Italo y Miguel Zunino Besnier, y sus nietos.

"Nosotros vivimos en torno a los caballos y uno evidentemente tiene que tratar de desarrollarle a los niños gustos con cosas que sean más o menos afines, entonces desde que son guagüitas empiezan a ir al rodeo. En el caso nuestro (con su hermano Miguel) fue un poco distinto, porque mi padre agarró el tema ya más mayor, cuando éramos cabros de 10 años, pero en general nuestra familia gira en torno al rodeo", expresó.

Italo Zunino Peñaloza fue el competidor más joven en Rancagua junto con Diego Vial Lira, hijo de Gonzalo Vial Concha y nieto de Gonzalo Vial Vial, quien obtuvo junto a su padre el segundo lugar en la Serie Caballos del Clasificatorio de La Serena.

Otros herederos que ya están cosechando tempranos éxitos son Nicolás Pozo y Pablo Cardemil, retoños de José Manuel Pozo y Juan Pablo Cardemil, que ganaron el Nacional Escolar 2006; así como Juan Martín Contreras y José Omar Sánchez, descendientes de Martín Contreras y Omar Sánchez, que fueron vicecampeones del mismo campeonato en la pasada y presente edición.

También esá el caso de Juan Ignacio Meza, hermano de José Tomás Meza, segundo campeón de Chile, quien con apenas 13 años triunfó en el Nacional Escolar 2007 acompañado por Joaquín Mallea.

Al maestro con cariño

Con 17 años, Martín Núñez, hijo de César Núñez, el propietario de La Esperanza, comienza poco a poco a destacar. En abril logró por primera vez en su novel carrera un tercer lugar en un rodeo De Criaderos, en Yerbas Buenas, y al término de la temporada chica quedó con una collera de caballos con 12 puntos y requisito.

Núñez no dudó en apuntar a su padre como su principal guía en este deporte que lo lleva en sus genes.  

"Somos una familia que ha seguido el rodeo, lo llevamos en la sangre, es una pasión, es algo importante en nuestra vida. En mi caso, mi papá me ha incentivado mucho, me ha ayudado harto y estoy súper agradecido por los conocimientos que me ha dado", expresó.

Incluso, quiere llegar más allá y ojalá extender el legado a la crianza. "Me encantaría, mi sueño es tener mi propio criadero y seguir el sueño de mi padre que son los caballos", confesó Martín Núñez.

Alfredo Moreno Echeverría también ha seguido el camino de su padre, Alfredo Moreno Charme, dueño de Palmas de Peñaflor, y tuvo una extraordinaria temporada chica con victorias en Ñuñoa y Sagrada Familia, que le permitieron completar una collera para los clasificatorios.

Roberto Dabed Alamo, propietario del Criadero Alhambra, debió esmerarse por traspasar la pasión por el rodeo a los hermanos Roberto y Sebastián Dabed Martinic, pues si bien desde niños estuvieron ligados a la actividad, sólo más grandes comenzaron a considerarlo algo trascendental en su vida.

"Empecé desde que aprendí a caminar, pero no me lo tomé en serio hasta como los 15 años", comentó Roberto, el actual presidente de Onares.

"Mi hermano, si bien empezó a la misma edad que yo o un poco antes, nunca le gustaron los rodeos. Mi papá tuvo que convencerlo, le pasaba los mejores caballos, lo invitaba a topear y ahí se empezó a entusiamar. Yo siempre he dicho que uno puede no entusiasmarse galopando, pero ya cuando lo sacan al primer rodeo uno queda enviciado y creo que le pasó eso", agregó.

Roberto Dabed Martinic señaló además, que el rodeo le ha servido para estrechar lazos con su padre, más allá de la competencia.

"En nuestra familia somos tres hombres: mi papá, mi hermano y yo, y ha sido un vehículo de encuentro súper grande compartir este deporte. Los traslados, tres horas de ida el viernes y tres de vuelta el domingo, son instancias para compartir, para conversar. Con mi papá somos súper amigos y creo que eso se debe a todo el tiempo que compartimos desde que era chico", manifestó.

Idolo papá

Hugo Navarro está dando sus primeros pasos en las quinchas y tiene como ejemplo a Alfonso Navarro, dos veces vicecampeón nacional y campeón del Movimiento de la Rienda.

Hace ya muchos años más, Felipe Guzmán emprendió el camino de imitar a su padre, René Guzmán, el famoso 'Oco', ganador de tres Champion de Chile.

"Es muy alta la vara que me tiene puesta don René, porque ha sido tres veces campeón de Chile, cuatro veces vicecampeón de Chile en la rienda y uno apenas ha corrido un cuarto toro en el Champion de Chile y nada más", reconoció el hijo del jinete de mayor edad (71) que compitó en Rancagua la temporada pasada.

Guzmán dijo que su principal motivación en el rodeo es lo que ha conseguido 'Oco'.

"Justamente, sería por lo menos igualarlo, no en lo que ha logrado él, sino en lo que sabe. Sería un gran logro para uno, pero ya igualar sus triunfos? el destino dará la respuesta", señaló.

Y las mujeres no escapan a las ganas de continuar el legado de sus padres en el mundo corralero. Así lo demuestran Marta Luisa y Valentina Jesús Hernández, hijas de los dos veces campeones de Chile, Claudio y Rufino Hernández, respectivamente, que ya destacan en el Movimiento de la Rienda.

"La Marta salió de muy chiquitita a los rodeos con nosotros, siempre le gustaron los caballos y después quiso mover la rienda como veía a las demás mujeres que movían, le empezó a gustar y con la hija de Rufino, la Jesús, empezaron y ahí están", contó Claudio Hernández.

El jinete del Gran Aventura aseguró que estaría feliz si algún día las damas pudieran atajar en las quinchas para que compitiera su niña.

"Sí, incluso hemos corrido juntos, en San Lorenzo el año pasado corrimos juntos, hizo una serie don Italo (Zunino) de padre e hijo y yo corrí con ella. Salimos terceros", recordó.

Los "taitas" también aprenden

Como hemos visto, el hijo casi siempre sigue al padre en el rodeo, pero como excepción a la regla está la historia de Agustín y Nicolás Fossatti, porque en este caso fue al revés.

Nicolás narró que "nosotros siempre hemos sido apegados al campo y siempre tuvimos caballos, pero para andar nomás. Hace unos seis o siete años, molesté tanto a mi papá, porque quería andar a caballo aquí en Santiago, porque siempre andaba en el campo o la playa, que me llevó donde un amigo en Lo Barnechea que tenía caballos corraleros. Él me empezó a enseñar, me gustó el cuento y después empecé a correr".

"Mi papá me iba a ver, pero la verdad no le gustaba mucho el rodeo. Un día dijo que como ya estaba aburrido de irme a ver, quería aprender y como tenía poco tiempo en la oficina, me acuerdo que practicaba en las noches, mandó a poner unas luces en la medialuna de Las Condes y a partir de las nueve de la noche iba a galopar con el mismo hombre que me enseñó a mí", agregó.

"Como a las dos o tres semanas fuimos a correr a un rodeo padre e hijo, nos fue bien, premiamos y ahí se entusiasmó. Ahora casi está más metido que yo", continuó Fossatti.

Nicolás Fossatti, se mostró muy agradecido por las enseñanzas de vida que le ha dado su padre y aprovechó para expresar un profundo deseo.

"En la última temporada llegué a Rancagua con dos colleras y ese ha sido mi logro más importante hasta el momento, pero nunca dejo de soñar con algún día poder completar con mi papá, sería lo más bonito que me podría pasar", enfatizó.